Me encontré a Miguel Ángel Fernández, en una tasca de gente encantadora, regentada por un amigo común Gonzalo de León, en Zaragoza. En las tascas españolas, se habla, se bebe, se come y además de hacen amigos. Con Miguel Ángel, la amistad se hizo rápida, pues contagiaba pasión por su nueva tierra, BUERA, en el Somontano Oscense, por ARAGON, su tierra de acogida y por su negocio. Tal fue su relato, que a mi que me gustan las experiencias de PROXIMIDAD, me presente a los pocos días de ese pueblo de apenas 70 habitantes, llamado BUERA. Me recibió, con los brazos abiertos, su anfitrión, Miguel Ángel, y nos sentamos en una de las mesas de su restaurante, acogedor, con mucha personalidad y con decoración de recuerdos de su vida. En las paredes muchas fotos, unas de su pasado por el futbol, donde milito entre otros en el ESPAÑOL, de Barcelona y otras de amigos. Uno que ha tenido la suerte de viajar mucho, lo que significa de conocer a mucha gente, me encontré a gente conocida en sus paredes, entre ellas una que me cautivo, la de mi amigo Mariano Uson, al que no veía hacia décadas, pero de esas personas que te acompañan en la infancia del colegio y nunca te abandonan. El se hizo medico, se hizo cirujano y se hizo especialista de corazón y mi compañero, nuestro amigo, le salvo la vida en operación a corazón abierto. Miguel Ángel cambio de vida y de vicios, en el año 1994, cuando compro su casa en Buera, paso de la ciudad, a la aldea, del futbol, al silencio del campo, y creo su mundo, su restaurante, su lugar para recibir a sus amigos, por el mejor marketing posible, el Boca a Boca. Sus tomates Rosa de Barbastro, su ternasco de Aragón, sus verduras de huerta y sus postres caseros, se hicieron famosos, hasta que años después, en 1998, le toco agrandar su imperio del buen vivir con su hotelito de dos plantas, LA POSADA DE LA LOLA y cinco habitaciones, en la misma calle a escasos metros del restaurante, para poder vender la experiencia completa, donde las sinergias de gastronomía y descanso se juntan.
Aquel primer encuentro con Miguel Ángel fue una CEREMONIA GASTRONOMICA, donde tuve la suerte de conocer a su hijo Bruno, que estaba en proceso de viaje a USA.
Como le dije a Padre e Hijo, ese lugar es de ensueño para llenarlo con familias o con amigos y así tener la complicidad, la exclusividad y la privacidad de todo la casa y poder disfrutar de los bellos alrededores de la zona, empezando por el pueblo de Alquezar, por los Cañones de Guara, por las bodegas del Somontano y por la exquisita cocina alto aragonesa.
Desde nuestra empresa NTC COMPANY, buscamos lugares alejados de los circuitos tradicionales, buscamos a personas que te inviten a conocer sus territorios , buscamos experiencias enriquecedoras y buscamos haceros soñar, y os prometo que el SOMONTANO, MIGUEL ANGEL y la POSADA DE LA LOLA es una de esas.
